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03 abril 2005

Fresas partidas

La ventana
ya no muda estaciones.
Las fresas partidas
son el único color
regado por la habitación.

En su pulpa
tu voz.

6 comentarios:

Anónimo dijo...

Te dije que no la acuchillaras, pero nunca nunca me haces caso!

noemi

http://noemi.guzikglantz.com

édgar mena dijo...

Yo leí algo de tu blog hace días. Creo que lo que mencionas erróneamente en tu comentario es muy claro en lo que escribes. Voz y silencio, NO son antagonistas. la poesía inicia con la música; un requisito básico, natural, es el acento. Si auscultas un poco en la vida de esta palabra la encontrarás en un antecedente: ad cantus: para el canto. Podría mencionar muchas posibilidades de silencio, se me ocurre citar a John Cage. Su argumento es partir de cero, contruir un mecanismo donde el silencio, es decir, la respiración que tú le otorgas al lector, es necesaria; silencio también es música: "Estoy aquí yu no tengo nada qué decir y eso es poesía". Lee su libro Silence. Otro gran ejemplo es Mallarmé, supongo que sabes su teoría acerca de la página en blanco, en consecuencia no la voy a mencionar.
En otro tiempo el hombre necesitó, solamente, de un arco y una lira para sobrevivir, el arco, para cazar y alimentarse; la lira para agradecer o para gritar a Dios por los bienes recibidos. Escucha, no leas, escucha los comentarios de Paz acerca del ritmo en El arco y la lira. Poesía no es sólo decir cosas que pudieran parecer bonitas, hay que cantar; contar y cantar, como escribe María Baranda, una poeta muy inteligente mexicana. Escucha tus palabras.
Y se puede habitar con muchas otras cosas más que con el cuerpo, sugiero una moneda, sugiero una manzana, sugiero habitar una manzana, etcétera. Supongo que pensar que puede habitarse sólo con el cuerpo es limitarse, y la poesía no acepta esos límites. Que tú sí aceptas en uno de tus textos, cito: "La poesía ya no alcanza". Agradezco tu comentario a mi "jueguito".

Román Ahuí dijo...

“He comprado tu libro vacío.
Limpié los dedos
en sus hojas amarillentas
y había una voz”.

Hablo del contexto, que como lector advierto. De tu poema de 5 líneas. Las figuras “voz” y “silencio”, como antagonistas por la fundición (si la puedes ver como tal) gestando la música, cualquiera que sea a final de cuentas su apelativo.

Insisto. La opinión inicial. Para qué “con mi cuerpo” . Sé que pudo ser la manzana o la moneda, acaso otra vertiente como las palabras "fuerza" o "años"; hasta limitante resulta el aspecto corpóreo frente al ente de razón. La figura se me hace tácita en el verbo, a menos que la gires, antes de saltar.

Acepto las limitaciones y las niego. Todo depende de la tentación y el acto de fe como un riesgo, a veces impensado, que recae en las letras. Pudiendo ser, a contracorriente, tan sucesivo como profano. Y no es necesario afirmar, por mi, algo que percibes no digo incorrecto, acaso distinto. No siempre hay cenizas cuando algo se ha quemado. No obstante, entiendo la intención del intelecto.

Agradezco el comentario y las recomendaciones.

Aquí estamos, leyéndonos. La vida de algo se tenía que tratar.

Román Ahuí dijo...

Sí, Noemí, lo bueno fue que nada más habló quedito y se rió.

édgar mena dijo...

Cuando lees un poema, oyes una canción, ves un cuadro. En realidad estás leyendo todos los poemas que has leído, oyendo todas las canciones que has oído; ves todos los cuadros que has visto. Hay que lejar de leer a Benedetti, "el tiempo --como diría Horacio Quiroga-- es demasiado breve en esta miserable vida para perderlo de un modo más miserable aún". La cuestión de silencio y música no la inventé yo, se ha leído así desde siempre. Mi comentario es claro, hay que escuchar que las palabras cantan, hay que enterarse por los que saben, mencioné a autores, que no a críticos, que lo saben mucho mejor que yo.
A los autores, debo mencionarlo, se les entiende y se les hace caso en su trabajo. Cuando entraba a clases con Eduardo Milán, no le entendía nada (por lo elaborado --culturalmente hablando-- de su discurso), prefiero leerlo. Con lo anterior quiero decir que poco entiendo de la idea que expones, pues tu estilo me resulta análogo a ciertos textos neoclásicos y académicos; que poco tienen que ver, en realidad, con el español que la mayoría hablamos. Repito mi sencilla idea de nuevo y concluyo con una frase de Novalis, para que no me hagas caso a mí sino a un romántico alemán: "Podría ser que música y poesía fueran una misma cosa, o tal vez dos cosas que se necesitasn mutuamente como la boca y el oído, pues el oído no es más que otra boca que se mueve y que responde". Hasta siempre.

Román Ahuí dijo...

Qué bien que estas líneas te produjeran antojo. Ya luego me cuentas si te las comiste o si se quedaron partidas... en la imaginación. =0p