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20 enero 2006

Este letargo se va con Matilda

No es que ande nada más escondida de los días, a ratos, es la cadena de su propio eslabón perdido. Matilda, siempre amarilla, pinta sus labios con el dedo que apretó la espina en la rosa intacta. Quiere permanecer tirada en los jardines jugando a ser el hada que no termina de perderse. Quiere también con un soplo acomodar el tiempo cuando ama a solas y afónica de enmudecer los grillos. Se queda dormida mientras la luz intermitente deshace el día. Cuando despierta hay ruidos tan queditos como para arrullar su sueño. Ojos al cielo prefiere una pregunta --y en su rumor, el tacto-- y le dice al espejo negro que si soñar con su reflejo es la única verdad. Piensa que los perros con rabia lamen el llanto de los indecisos. Se llama a sí misma en un instante perdido, hay calderas sin nombre, un mensaje con sangre y ese suplicio sin carne.

3 comentarios:

Die Walküre dijo...

Matilda mientras sueña se siente mucho más viva, imagina como es la vida disfrutando de esos deseos, creando aquellos anhelos...
La realidad no siempre es lo que queremos,y son también estas imágenes las que de cierto modo nos transportan y permiten avanzar, dejar atrás un poco aquellos letargos...
Matilda seguirá así, pero son sus utopías las que también le ayudan a continuar y sobrellevar aquellos reflejos dolorosos...
Cuidate mucho
Nos leemos pronto
Auf Wiedersehen!

Ana Soria dijo...

Como todos los existencialistas de este mundo... Matilda acondiciona un escenario para una vida - que concibe oníricamente - aunque al final sabe, que la realidad es otra.

Saludos Ahuí, como siempre, compartes buenas letras.

Román Ahuí dijo...

Die walküre: Matilda es... incalculable. Besos. Cuídate.

Andromeda Velut: Halagado de que sigas dando tus vueltas por acá y dejando tus comentarios. Como dijera un cuate, uno nada más es acomodador de letras, pero qué bueno que te gusten. Saludos.