Te observo gratuitamente,
nada me cuestas.
Tú te levantas y me besas
esperando ver mis ojos de cerca.
Después corres a la cama
y tu mano juega,
a propósito de la bondad,
a asistir --sobre su serena imagen--
al vértigo del gozo,
al arrebato del cansancio.
No me engañas.
Creo que estás donde estás.
Y no puedo dejar de amarte
y de recolectar con mis sentidos
tus gestos, pero más tus apetitos.
Lascivo caigo, caigo,
caigo sobre tus ilusiones.
Porque tú,
estás desarmada y ausente.
Desnuda en el campo
domesticando a los patos
errante
con un andar de animal mecánico
cubriéndote de dudas
esas que jamás has pronunciado.
1 comentario:
tus textos no me provocan algo preciso... más bien muchos fotogramas en los parapados pero supongo que también es gratis
Publicar un comentario