La solapa luída y sin corbata.
Tres años más viejo que su alma.
Atraviesa la calle con el paso solitario
que amedrenta.
No ve los faros de los autos.
Cae el cuerpo en el asfalto.
No ve las intermitentes
como hormigas encendidas.
El cielo se apaga con su nombre.
No hay sirenas rojas en sus ojos.
Su reloj ha perdido
cien segundos.
2 comentarios:
Zaz!
En una de esas, nosotros también caemos a media calle.........
noemi
http://noemi.guzikglantz.com
Si caemos parados, ya es ganancia.
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