No hubo manera
para que te tendieras bajo la voz
y te quedaras quieta.
Como si creyeras
que estas alas de insecto
te persiguen
desde el claustro
de ventanas y letras,
--forzoso escondrijo
de restos y huida--
para el que no existe llave
ni fe.
Vuélvete hora de minutos que plaguen de intensidades los segundos.
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