Intuir un desenlace no es suficiente, ni siquiera imaginarlo. Es mejor desaliñarse los cabellos, fumar un cigarro, hablar, hablar a solas de esto. Ayer hice maletas, acomodé deseos, te dejé un recado, escrito de ansias ya sin tiempo. Ahora espero que el dolor me parta para dejarte lo que te corresponde y llevarme muy lejos, por alguna calle, mis pesados huesos. Te será más fácil creer en algún otro nombre que se pronuncie lento, el mío es tan breve como el agua que baja.
Me voy... en la inmensidad, perdiendo.
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