Otra vez la noche se atragantó mi sueño y mis cobijas. La letra es la única que escapa a teclazos y de vez en cuando la acompaña algún sonido motorizado a lo lejos. También los grillos hacen lo suyo. A veces pienso que se comunican con los perros. Esos que alegan por las mañanas con el gallo, porque creen que despertó la furia del enorme gusado de hierro encarrilado.
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