Puede ser que te quedes guarecida
en los minutos más profundos
donde alcanzan a tocarse los instantes
y perder la sombra
y quedarte sin reflejo.
O puede que nada sea,
solo tu voz
emergiendo a mi silencio.
Y en las manos
las manos
se sujetan.
Vuélvete hora de minutos que plaguen de intensidades los segundos.
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Entonces las manos sujetadas se conviertes en eternos segundos.
Eternos segundos: Totalidad que anula las correrías del tiempo. Tú lo has dicho.
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