La luz es cuadrada en esta habitación
de párpados cansados y vigilia.
Es pálida tras la cortina.
Las aves apenas es domingo se platican algo,
como contándose las vidas.
Sé que duermes
allá donde todo se llama lejanía,
ahí donde el reflejo se toca con los labios,
aquí donde no estás pero te embebes.
Sé que sueñas
cuando pronuncias los latidos,
los ajenos
los perdidos
esos que la mano ya no alcanza.
Cuando despiertes
estará esta voz
aparcada y tibia
en la pulsión
que no se pierde
y jamás se olvida.
3 comentarios:
dejando besos domingueros...
¿...de caducidad semanal? Gracias.
Quiero perderme entre tus letras...
Llévame allá contigo, en donde solo existe la locura, tu locura..
>Jacka<
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