Traigo el sábado atorado
de derecha a izquierda
como el punzón tímido
de dolores anchos.
Poseo unos pies prestados
de color espanto
y zapatos negros.
Dejo la sonrisa terca
al cerrar la puerta.
Y me equilibro
ante el tren,
en rieles.
Vuélvete hora de minutos que plaguen de intensidades los segundos.
2 comentarios:
Hermosisimo blog, saluditos y felicidades.
Se agradece el gesto y las palabras. Ya anduve por tu living. Ahí nos seguimos mostrando las letras. Un saludo.
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