Ataque
Tengo un perrolobo
arrebatándome el cuello.
Me resisto a su aliento soberbio,
duelen sus fauces,
tiembla mi carne.
Subsistencia
Husmeó mi rostro
con sabor a sangre.
No deja de morder
mi lastre.
Sofoca el hocico,
perrolobo,
te has saciado
con mi yugular.
Deja ya
que mis palabras
ladren.
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