El cielo es gris y las ratas huyen. No existe el tiempo. Matilda mira el reloj sin cuerda y el té de la seis se sirve. En su cabeza atiborrada, el ventilador decapita sueños. La peor pesadilla, ha sido despertar sin saber que un momento atrás dormía. Embestida la realidad con su mirada, el alma cuelga, péndulo sin sombra, inamovible. Habla. Conversa de sí, consigo misma. Con la caricia clandestina de los labios comete el verbo y olvida los acentos. Lo dijo muy despacio, unió las pestañas y volvió un rincón oscuro todo su reino. En la huida el corazón no palpita. Tiembla.
2 comentarios:
Es un texto bastante interesante, causa inquietud.
Y también me causó un desvelo. Uno más, quiero decir. Entonces podemos advertir que dos cosas produjo el texto, la mía se terminó al dormir. Y la tuya se hizo palabras. Gracias por tu comentario. Nos estamos leyendo.
Publicar un comentario