Una mirada al vuelo
diluye la conciencia.
El juego consistía
en perder
la piel desconocida
en medio de la invención
de la sonrisa,
viajar inagotables
sobre el tránsito continuo,
averiguar si al abecedario
no le precisan los acentos.
A pesar del golpe derretido
de la razón y la tormenta
lo justo
fue ocultarse tersos,
tras el tiempo mate.
Y mordernos
el encierro.
1 comentario:
Siempre me robas almenos una palabra, y me arrebatas la idea completita... Ok... Igual y me acostumbro...
Publicar un comentario