Por si vuelca la divina idea
o por si llegases con la noche
desde la marisma tú.
Es mi letra tu voz,
escribiéndose con los dedos
sobre la arena
intacta de sol
mojada
canela.
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29 abril 2005
26 abril 2005
22 abril 2005
Matilda en el País de las Mentiritas
El cielo es gris y las ratas huyen. No existe el tiempo. Matilda mira el reloj sin cuerda y el té de la seis se sirve. En su cabeza atiborrada, el ventilador decapita sueños. La peor pesadilla, ha sido despertar sin saber que un momento atrás dormía. Embestida la realidad con su mirada, el alma cuelga, péndulo sin sombra, inamovible. Habla. Conversa de sí, consigo misma. Con la caricia clandestina de los labios comete el verbo y olvida los acentos. Lo dijo muy despacio, unió las pestañas y volvió un rincón oscuro todo su reino. En la huida el corazón no palpita. Tiembla.
20 abril 2005
Peor tantito
"Yo peor que esas mujeres despechadas que fuman tabaco ligth para no engordar, para echar el humo rojo de sus pecados por la ventanilla de una camioneta, cuyo único elemento feo es el chofer. Ahí salen del aerobics a las risas (sic), como no mirando esas cosas que no pueden ocultar de sus maridos. Son ejemplo latente del devenir de la verdad de los dichos populares. En ellos sabemos que dos cosas no se pueden ocultar: el tener dinero y el ser pendejo..."
[Correos del Pensador de la Bayoneta, Alejandro Hernández López]
[Correos del Pensador de la Bayoneta, Alejandro Hernández López]
17 abril 2005
Matilda y su manía de papar moscas
En el dilema, a través del desencanto colgó sus zapatos tristes en la rama. Quería escribir una historia de luna y demás bolas. No soñaba con las mercedes de la fama. Habló a media voz de su bagaje y la pistola. Matilda conoce del hambre subterránea de las ratas.
16 abril 2005
Las palabras deshojadas
Quería saber la verdad. Con las dudas reventándole en la boca suelta y el ceño plisado desde el odio apabulló la desgracia de la mujer inmóvil, mojada… por los golpes. Los ojos como canicas de barro extraviadas sobre cristal pesado de la mesa fueron la pausa para el impulso de las percusiones que facilitó la noche. Nadie se levantó ni abrió cortinas. El llanto sobrevenía balbuceado hacia los sueños. Se deliraron lágrimas por doquier, como arroces y cristales rotos bajo la pisada.
Cuando logró cavilar, fue porque ella no contestaba. Margarita, deshojadas todas sus palabras, sintió cómo el bálsamo elegido de su raza rodeó su cuello con las manitas congeladas y esa fomar de mirar que no se halla en ningún retrato de la casa.
Adrián salió a destilar su borrachera al patio, sobre el tronco del ficus, junto a la banca. Limpió rastros de su batalla. Abrió la llave. La lluvia potable se dispersó desde sus manos y se regaron jardines en el acto desvelado de la consciencia anulada, en la ínfima percepción de los paraísos perdidos. Se le ha hecho fácil pedir perdón. Decir adiós Margarita no lo sabe.
Cuando logró cavilar, fue porque ella no contestaba. Margarita, deshojadas todas sus palabras, sintió cómo el bálsamo elegido de su raza rodeó su cuello con las manitas congeladas y esa fomar de mirar que no se halla en ningún retrato de la casa.
Adrián salió a destilar su borrachera al patio, sobre el tronco del ficus, junto a la banca. Limpió rastros de su batalla. Abrió la llave. La lluvia potable se dispersó desde sus manos y se regaron jardines en el acto desvelado de la consciencia anulada, en la ínfima percepción de los paraísos perdidos. Se le ha hecho fácil pedir perdón. Decir adiós Margarita no lo sabe.
15 abril 2005
Blue Motel
A Aracely,
el saludo de la confusión.
Cuando quebranta la soledad.
el saludo de la confusión.
Cuando quebranta la soledad.
Flavio de nada se espanta. Desde los once años sabe bien que esos estacionamientos son el escondrijo de los cuerpos, regulado por el reloj checador. Esas casillas largas de cortinas metálicas que su padre engrasa, con devoción innata --dos veces por semana-- mantienen el ilusorio mecanismo de la perfección en lo que entiende el viejo en su tictac de amor, ideal figurado en inglés sobre un anuncio ajado por el viento, apagado por el sol. Te lo dijo claro desde el principio… no sé por qué ahora la conmoción, le dice Samantha y la abraza. Flavio impasible le entrega una llave, el vuelto escaso, unos cigarros y se ofrece a prestarles un encendedor. Piensa como su padre. La intimidad necesita puertas y llaves. La caja del aire acondicionado no es la única que gotea. Hay humedades para dos. Deshabitada de lágrimas, saturada de alcohol, se deja caer en la cama y simula con la almohada el calor, le muerde como un cierre atascado la pasión, se gastan a gritos los recuerdos que pocas veces guardó. No hay manera de saber por qué todo se agita y se vuelve convulsión. Te lo dijo, él no mintió, insiste Samantha, busca una ventana y apaga la luz. El cuarto espera en la totalidad un sopor y luego dos, el aleteo de las mariposas oscuras sobre el sueño azul.
14 abril 2005
Canicas
Julia con la cabellera larga
ensancha su cadera.
En la reja se recarga,
el metal cierra los poros.
Ella permanece.
A nadie mira.
Eliseo y yo jugamos
a sus pies
canicas.
ensancha su cadera.
En la reja se recarga,
el metal cierra los poros.
Ella permanece.
A nadie mira.
Eliseo y yo jugamos
a sus pies
canicas.
13 abril 2005
Vuelvo
Si vuelve el salto al agua
y la sonrisa viaja de mañana,
vuelvo
y me lees,
ojos mansos
luna líquida
y corazón de lava.
y la sonrisa viaja de mañana,
vuelvo
y me lees,
ojos mansos
luna líquida
y corazón de lava.
¡Maldito vicio!
En los últimos títulos se me ha vuelto vicio escribir la “v”, será por Vicente, vomitivo Vaticano, velorio, varo, vacío, véngase (tu reino), vidita, Veracruz, veladoras, vaporcito, ventilador, vuelta, veloz, victoria ¡vóitelas!, ni la que dejaron ir las Chivas, allá por Colombia contra el Once Caldas. Y eso que ni me gusta el futbol.
Voces silenciadas
A Arely,
la sonrisa donde quiera.
Después de aquella
la sonrisa donde quiera.
Después de aquella
urgencia sumergida.
.
Todo fue tan despacito... cuando llegó el momento no lo supieron. Habían pasado siete años. Y esa vez estaban ahí, acompañándose la sombra, ajenos a la tarde que entintaba a sus espaldas los cristales. Presa la mirada, en el encierro de los párpados, con el motivo más útil en la mano y con la percepción más cierta entre los labios, se convidaban la saliva a quemaboca. Esa despedida de cumpleaños fue secreto, ninguno presintió el desencuentro. Volverse a ver sería como caminar seis cuadras, tocar el timbre, esperar desde el balcón su voz desorientada y retraer la fuerza o la fe o la nada. Y quedarse quieto, aguardar la soltura tímida de su andanza de mañana sirviendo el café y sonriendo entre palabras. Él le ha llamado adiós a las voces silenciadas. Ella ha llamado al tiempo y los segundos son los que responden.
11 abril 2005
10 abril 2005
Del Virote Vengador
"Fue domingo, maldito domingo, lunes, martes, miércoles y todos los malditos días, todos, todos con sus 24 horas, su madrugada, su mañana, su tarde y su noche. Qué haríamos, dice José Sánchez, el sacristán de la iglesia que a ratos duda... Qué haríamos, qué seriamos si Dios no existe, nomás pura borrachera. Qué madriza a nosotros los pobres, si Dios no existe, si el cielo no existe, si el purgatorio no existe, entonces, qué razón tendría venir a esta tierra y sufrir...Qué razón habría, si a nosotros nunca nos podrán desaforar, qué razón existe antes de la demencia, si nosotros habláramos con nuestro gallo imaginario públicamente...Qué vergüenza me invade el rostro, un peje nadando panza arriba, un chofer que es la octava maravilla y no puede salvar al peje ahora...
.
Atte. El Virote Vengador, no el Pan."
Del Colectivo Vengador
"Dicen que todos los días al levantarse, se le está pidiendo a todos los desempleados que le mienten la madre a Obrador y a su pendejo gallo imaginario. Se está pidiendo que la acción se realice a las 09:00 horas, en el tiempo mexicano. No reforcemos la idea de que nuestras pretensiones como país son mirar, reforzar y apoyar la discusión de dos analfabetas funcionales que destacan por no saber hablar.
Atte. Colectivo Vengador: Los hijos del superheroe que se oculta como chofer. Los hijos del preso número nueve. Los hijos de la patria. Los hijos de la vecina. Que todo México se entere."
Libre lucha
Antes de partir de la Arena Xalapa vi a medias luces, las siluetas de un par de chiquillos subidos en el ring, tratando de emular las más sanas peripecias de los guerreros de la máscara o de la cabellera, esos de capa, bota y calzón. Yo también pensaría que la lucha es un juego, no un cotidiano vivir.
El desemascarado sin plata
El desemascarado sin plata
09 abril 2005
Mensajes para hombres en el baño de mujeres
A Bárbara,
el rostro modelado
por los dioses.
Desde esta azotea
donde me olvidó.
No eran las ganas de orinar. Tampoco las de ir a tirar el llanto al rincón escolar más íntimo. Ni la distracción idónea para los conceptos ininteligibles del maestro de matemáticas, ente de ojos precoces posados en la incógnita carnal que le formulaba Bárbara al andar. A penas entendió sus apellidos --a propósito en la lengua vieja, enmarañados-- aguzó los oídos después del nombre, y tras este, el número cinco. Le sonó la palabra redonda. El número, la retracción del infinito. Como los dedos contando los besos que dijo no haber sentido, la noche que se contagió de los bostezos de Gonzalo. Esperó el silencio interior, pero llegó la urgencia como dispersión. Alcanzó a excusar su salida, sin ningún sentido. Se levantó y caminó hacia el pasillo. Su sombra esbelta se hacía larga. Tan corta su cabellera. Y sus labios con las miradas jugando. Sin remilgos marcó los diez dígitos hacia una respuesta que ya sabía. Lo hizo pensando, como siempre, en dos, en la unicidad etérea como un principio las más de las veces incierto. No eran las ganas de no regresar a negociar con sonrisas exquisitas y esa mirada de aguas claras, tras la intención, turbulentas. Tampoco las de petrificarse frente al espejo del baño, escudada en la creencia de volverse dura. Era la tiza en lenta fricción, con su letra inconfundible, escribiendo con la mano que no contó las mujeres pendientes de su amado : No quiero a un hombre que me diga “Amor, todo va a estar bien”, sino aquel que no diga nada y sólo raye en esta pared: “Ya sé que el mundo es una mierda. Pero estoy aquí, contigo”.
08 abril 2005
Nunca la voz
Nadie me llamó a su vida.
Ni me pidieron descifrarle
en crucigramas.
No me dijeron al oído: Cuéntale…
las letras que te traman.
Ninguno alegó siquiera
con las cejas o las manos
mi postura insertada con las ganas.
Nunca sobresalió la voz,
entre sonrisas.
De ningún modo.
Ni me pidieron descifrarle
en crucigramas.
No me dijeron al oído: Cuéntale…
las letras que te traman.
Ninguno alegó siquiera
con las cejas o las manos
mi postura insertada con las ganas.
Nunca sobresalió la voz,
entre sonrisas.
De ningún modo.
07 abril 2005
03 abril 2005
Fresas partidas
La ventana
ya no muda estaciones.
Las fresas partidas
son el único color
regado por la habitación.
En su pulpa
tu voz.
ya no muda estaciones.
Las fresas partidas
son el único color
regado por la habitación.
En su pulpa
tu voz.
Lo no escrito
Dejo de escribir. Las letras no escritas no vagan ni vuelan, se hacen las mudas y quietas. Son en los dedos tan ciertas como la sensación de tu faz sobre mis alas abiertas. Con estas ansias como brazos, del papel te arrebato y de todo lo condenado a arder, cambiar, a hacerse cómplice del tiempo. Yo no te guardo, permanente te tengo.
02 abril 2005
La evolución de la pólvora
En alguna otra vida, tú debiste ser china y yo juego pirotécnico. Aún queda esa sensación de volar vertiginosamente y explotar multicolor por los aires, cada vez que el cielo se esconde tras tus ojos.
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