En el agujero
el ojo
ávido desata
la toalla que tú,
criatura del agua,
te ciñes
a la cadera o al alma
Y en la vastedad
de la rutina solitaria
un libro
entre el silencio de plata
registra
lo que tu figura atormenta
cuando en la inmensidad
te bañas.
2 comentarios:
Precioso, de nuevo.
Y SIEMPRE QUE NOS PASARÁ LO MISMO
SI ES ACOJONANTE
UN ABRAZO, AMIGO
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