Sobre las paredes
amanece la sombra de las cosas
y atestigua el abandono.
Detrás de tu partida
hay un olor a hierbabuena.
Delante tuyo
el quehacer de un espejo
y mis manías.
Inmediato
el cielo se erosiona
y se vuelven lentas
las palabras que reían.
Con la ironía de tus pasos
mis manos ni se mueven.
Este adiós nunca termina.
1 comentario:
El adiós nunca termina pues jamás hubo despedida...
En el amanecer de sus lamentos, la mano cae sobre el torbellino de emociones como para rescatar lo que se ha perdido...
Besos mudos...
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